El pasado Domingo de Ramos viví uno de los momentos más impresionantes de los 30 años que llevo de nazareno, el palio de la Candelaria discurría por las cercanías del Góngora, el Amarrado salía del palco de las Tendillas y el Señor del Huerto estaba ya metido en la calle Jesús María, y empezaron a caer del cielo unas pequeñas gotas. La compostura de los nazarenos ante esta situación, y más en la calle Jesús María, donde volvió a lloverle a la Cofradía mientras discurría hacia la Catedral, fue un ejemplo para todos. Ninguno se movió de su sitio, todos mantuvieron una ejemplaridad y una compostura admirable, que no hicieron nada más que hacerme sentir muy orgulloso de mi Hermandad y de las personas que formaron el cortejo del Domingo de Ramos. Gracias a los nazarenos por su comportamiento, a las familias por su compostura no queriendo sacar a los numerosos niños pequeños de la formación nazarena, gracias a los celadores que subieron estar a la altura y a los responsables de la Estación de Penitencia y Junta de Gobierno. Lo vivido el Domingo de Ramos fue impresionante, y es para que todos nos llenemos la boca y con mucho orgullo, digamos que SOMOS DEL HUERTO.
El Huerto fue protagonista de los medios de prensa el Lunes Santo
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